viernes, 1 de diciembre de 2006

Erase que se era...contexto

Fragmentos de entrevista con la periodista Belén Gopegui • España




Yo empecé a componer mientras pasaba mi Servicio Militar Obligatorio. Por esas circunstancias los primeros destinatarios de mis canciones fueron mis compañeros de armas y, cuando lograba ir a mi casa, lo eran mi familia, mis amigos.


Hay una foto de 1965 en la revista militar Venceremos, donde salgo guitarra en mano frente a una mesa de dibujo. A mi derecha hay una ventana, y quien se fije verá rostros asomados tras los cristales.


Son rostros de reclutas como yo, sabedores de que luego de cenar me refugiaba en aquella oficina con mi guitarra. Ellos iban primero a espiar y después a pedirme canciones de moda que yo trataba de reproducir con poca suerte.



Escribo canciones por un goce bastante egoísta, por el placer que me provoca hacerlas. Asimismo, creo ser su más severo crítico y no suelo cortejarlas mucho. Las mimo solo en los instantes en que, como Atenea, van apareciendo de las migrañas de su padre.

Como las olvido pronto, al reencontrarlas me parecen distintas, como si por la lejanía fuesen otras. Ahí les descubro lo que no les sabía. Me parecen hijas abandonadas y puede que por eso las trate con algo de compasión. O sea, que siempre he escrito para mí, de acuerdo con mi gusto y conciencia.

Algunas canciones pueden parecer herméticas porque a veces la realidad se muestra polisémica e induce tropos.

Pero la inagotable imaginación humana se encarga de rehacer esas canciones para cada circunstancia u ocasión.

Un claro ejemplo es "Unicornio", de la que cada persona tiene su propio argumento. Esto lejos de disgustarme me complace,porque me hace parte de un intercambio infinito con mis interlocutores. Ser parte de ese juego creador puede que sea el mayor de mis privilegios.

Silvio Rodriguez Dominguez

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